16 de Junio de 2009
Las cosas de la política
El
Riachuelo parece invulnerable: cada día contamina más y
peor. La montaña de denuncias que se acumulan en la Justicia
es la prueba de que se ha hecho mucho menos que poco. Y lo
confirman las propias palabras de
Homero Bibiloni, el principal funcionario de Medio Ambiente:
"Es muy difícil identificar esos delitos, porque todo se
hace artesanalmente".
En los
dos últimos años, se iniciaron 237 causas que derivaron en
36 denuncias penales (ver Riachuelo: 237 causas por
contaminación, sin castigo). Hay de todo, pero las
industrias obsoletas son las más contaminantes. Y junto a
ellas, la falta de cloacas y la gente que arroja residuos
como si el Riachuelo fuera un inmenso tacho de basura.
Pagan
por todo más de 10 millones de habitantes de 14 partidos. La
mayoría de ellos, encima sumergidos en la pobreza o la
indigencia. Detrás hay una larguísima historia de planes y
promesas incumplidas. De desidia. Desde los famosos 1000
días de María Julia hasta
los más recientes e igualmente ineficientes de
la Picolotti, que también se comprometió a sanearlo.
Gastó
mucho de su presupuesto en viajes pero poco en obras. Tan
poco que la mayor plata que le dieron no la usó. Ni aún la
de los préstamos de organismos internacionales. Hace tres
años se metió la Corte. Y se
creó una nueva burocracia que choca con el problema de
siempre: nadie articula una acción común entre la Nación, la
Provincia y la Ciudad.
Ni
siquiera se ha podido lograr lo más básico, que no es
empezar a limpiar sino evitar que se siga contaminando.
Cosas de la política: no hay un solo candidato, bonaerense o
porteño, que hable de esto en la campaña aunque afecte a un
cuarto de la población del país. Gambetean el problema:
temen ellos mismos quedar contaminados.
Ricardo Roa (rroa@clarin.com),
Editor General Adjunto de Clarín.